En esta instalación vemos una de las posibilidades más recurrentes que las mallorquinas ofrecen a arquitectos en todo el mundo: la cobertura de balcones en zonas urbanas que requieren una fusión perfecta entre protección, durabilidad y estética.
Como se demuestra con este proyecto, las mallorquinas de Giménez Ganga dotan a la fachada de gran belleza y clase, permitiendo controlar la entrada de luz y favoreciendo el aislamiento térmico y acústico.
La fusión perfecta entre protección, durabilidad y estética.
Como elemento de cerramiento, los usuarios ven en estas mallorquinas un elemento que no solo marca una línea estética que destaca entre los edificios colindantes, sino que al mismo tiempo impide la presencia de miradas ajenas.
En este caso, la mallorquina culmina un gran trabajo arquitectónico en una de las zonas más transitadas de una gran capital en el norte de Europa.